Cuando el primer rayo de sol, que entraba por la enrejada pero hermosa ventana, tocó mi cara, sentí una sensación de alivio, la mañana había llegado al fin, lo que significaba que el día que tanto tiempo esperé, lo vivía ahora.
Solo un pequeño instante después aparecieron frente a mi puerta los dos custodios que me acompañarían a mi deseado viaje. Eran idénticos, ángeles vestidos de uniformes impecables, casi como gemelos, de inmediato me puse de pie y ellos se acercaron a mí y pusieron sendos collares de metal en mis muñecas y tobillos, - por supuesto – pensé, la seguridad debía ser de acuerdo a la importancia del lugar.
Caminé con los guardianes idénticos por un largo pasillo, lleno de recuerdos felices de aquellos afortunados que habían viajado antes que yo. A la izquierda, una puerta de acero gruesa se abrió, otro hombre gentil, este ultimó con mas símbolos de colores en el brazo y en el pecho que los anteriores, - seguramente es un ángel mayor – se acercó a mi, y honrándome al llamarme por mi nombre, me dirigió hacia fuera, donde el sol brillaba con fuerza y hacia aun más grande mi dicha.
Cuando vi el exterior, fue como si lo que había visto antes en mi imaginación se materializara frente a mis ojos, allí estaba todo, el sol brillaba, la fila de ángeles que me esperaban inmóviles, los curiosos (seguramente, envidiosos de mi viaje), estaba todo. Y mi emoción y alegría solo se comparaban con la ansiedad que sentía, ya había esperado lo suficiente y era mi turno para ser completamente feliz.
Otro ángel apareció en el lugar al momento que los custodios me acercaban al frente de la línea de ángeles, que ahora de cerca, podía ver que portaban unos largos y extraños objetos de metal en sus manos, el último ángel que apareció estaba vestido distinto, llevaba una especie de tunica negra, algo parecido a una bufanda de color púrpura colgaba de su cuello y estaba bordaba por unos símbolos dorados, y llevaba como collar un enorme crucifijo que le llegaba hasta el estomago.
Luego de que el ángel de la túnica recitara al aire una serie de palabras que mis oídos no alcanzaron a comprender, el ángel de las insignias de colores en el pecho, me preguntó si tenia algún deseo, - no – le respondí al instante, todo lo que necesito es que el viaje se concrete pronto.
Al momento, el primer ángel formado en una de las esquinas de las filas, corrió hacia mí, y con habilidad puso una venda sobre mis ojos, - no necesito eso – pensé, pero no dije nada para no ofender a los ángeles, y mientras el ángel mayor pronunciaba las palabras que yo tanto había esperado, mi corazón palpitaba con fuerza, - ¡Preparen! – Mi alma comenzaba a descansar - ¡Apunten! – y yo al fin podría volver a ser feliz – ¡Fuego!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario