Bienvenidos a este lugar.....
Este lugar es ese gris espacio entre el blanco y el negro, esa pequeña idea entre la genialidad y la locura, ese minimo paso entre el bien y el mal, esas pocas palabras entre la felicidad y la tristeza, esa delgada linea entre el amor y odio..... esa sagrada hoja escrita que separa tu vida, de tu muerte...

sábado, 30 de octubre de 2010

Noche en adagio

Noche plena, oscura, las nubes cubren las estrellas y cierran la bóveda del cielo, así los ángeles que ya se han aburrido de ser ángeles no pueden escapar en medio de las tinieblas, en la negrura, tampoco podemos escapar los que nos hemos aburrido de ser humanos.


No hace ni frío ni calor, o yo no soy ni frío ni caliente, más bien tibio, como habría dicho alguno de los secuaces de ese anarquista famoso de hace dos mil años. Afuera de mi ventana, la ciudad vive, como siempre hace las noches de sábado, aunque ya no es sábado, ya debe ser domingo, no lo sé con certeza, aquí no hay relojes, odio esas cosas con toda mi alma, a esta altura debe ser una de las pocas cosas que aun odio, pero se que ya es domingo, la noche me lo dice.


Como siempre, a mi lado derecho, el humo blanco de una taza de té barato asciende desvaneciéndose mientras empaña un costado de la pantalla, infinitamente dulce, relaja mis sentidos, también calma mi mente. Al otro extremo, cerca de mi siniestra, mantengo el libro de turno. Ambos rituales inútiles para un propósito más inútil aun.


Escribo lento, el sonido que llega a mis oídos me obliga a cerrar los ojos y entregarme a escucharlo por completo, a sentirlo, a no perder tiempo en cosas innecesarias, y a admirar las cosas magnificas que tengo al alcance en este momento. Lo haré. Es necesario obedecer a ese tipo de cosas cuando uno siente la necesidad de hacerlo, si no el arrepentimiento es grande. Mas tomaré unos minutos extras y terminaré esta pseudo-hoja-electrónica, también de esto siento necesidad.


Igualmente, tengo la certeza de que la música me esperará, esta noche Beethoven toca para mi, el sonido de su piano me es propio, no por merecimiento pero si por deseo. Además, ¿quien otro podría tocar para mi en una noche como esta?, nadie, solo él tiene melodías lo suficientemente trágicas y dramáticas como para que se sintonicen y mezcle con el ambiente de mi cuarto, de mi cabeza, de mi alma, de mi.


Esta noche lo escucho y prefiero los adagio, incluso los largo, hoy desestimo de sobremanera cualquier allegro, todo sea por la concordancia, por la fusión. Al igual que mis dedos en las teclas del teclado, y los suyos en las del piano, la noche transcurre lenta, casi no se me mueve, quizás por eso la luna se mantiene oculta, el cansancio de iluminar una noche tan eternamente larga, debe ser un suplicio para ella.


Más sonatas corren, los números aumentan, pero la noche no se mueve, dejaré esto, puede que entre las sonatas que faltan y el mundo onírico soporte hasta poder ver el amanecer, y descubrir de nuevo que esta, a pesar de larga, no fue una noche sin final.

viernes, 29 de octubre de 2010

La noche es noche

Vuelvo a escribir, más por necesidad que por gusto, más por obligación inconciente que por decisión conciente.


La noche es noche, no hay silencio a la luz de la luna, fortuna para ella, ya que no hay quien mire ningún cielo. Unos sueltos pares de estrellas cubren el manto celestial, su luz ignorada se funde en el ruido y en las luces propias de las noches de los viernes, el bullicio no es molesto, a veces, más molesta al alma el silencio.


El silencio es cruel y bondadoso, pero a voluntad propia, cuando el espíritu está en paz, el silencio lo acompaña sereno, tranquilo, pequeño, y limpia el camino de preocupaciones vagas y sin sentido, pero cuando el espíritu está inquieto, el silencio se vuelve terrible, temible, oscuro y gigantesco, y cubre al alma de miles de demonios internos de las más distintas y horribles caras, y transforma así, de mala gana, a cualquier ruido, por molesto y burdo que este sea, en una válvula para liberar a todos los satanases que se alojan en los confines de la mente.


La noche es noche, hace frío, o tengo frío, es indistinto, pienso mucho, en cosas incomprensibles, en cosas que no se, en cosas que no conozco, en cosas que no creo.


También creo, no se bien en que, creo en cosas que nunca han pasado, creo en cosas que se que no son ciertas y creo en cosas que no creo, creo mientras creo, creo historias que nadie leerá, frases que nadie escuchará y poemas que nadie sentirá, creo que creer es malo, creo que crear es bueno, creo que no vale la pena seguir creyendo, mas si creando.


La noche es noche, otra vez, y se mantiene firme e infinita, las noches no terminan, solo se esconden reposando mientras el día, inocentemente, se estima a si mismo dueño del mundo, pero la noche es la dueña, el tiempo seguramente comenzó de noche, y así mismo terminará el día en que la noche finalmente se haga constante. La noche es dueña por derecho, también de las almas humanas, de las desconcertadas, de las tristes, de las indecisas, de las almas destrozadas y de las almas insomnes, el día se queda con las que restan, y bien sabe este que son las menos.


La noche es noche, una vez más, y vuelve a ser noche. Escribiría, si pudiera, algún tonto cuento de terror, quizás con la noche como protagonista, o con un vagabundo que camina descalzo hacia una muerte horrible, o un anima desconsolada que grita en un rincón del cuarto de un niña pequeña, o con cualquier otra cosa, da igual, en este momento, los terrores que habitan mi cabeza son otros, son terrores antiguos y propios, no provienen de los ruidos ni de las sombras, si no desde el fondo de mi ser, desde el centro de mi pecho, esos terrores espantarían a cualquier fantasma, a cualquier demonio.


La noche es noche, más larga cuando se espera que amanezca pronto, más larga y triste cuando no se si el amanecer es un deseo real. La noche es noche, inmensa, fría, la noche es noche.