Bienvenidos a este lugar.....
Este lugar es ese gris espacio entre el blanco y el negro, esa pequeña idea entre la genialidad y la locura, ese minimo paso entre el bien y el mal, esas pocas palabras entre la felicidad y la tristeza, esa delgada linea entre el amor y odio..... esa sagrada hoja escrita que separa tu vida, de tu muerte...

viernes, 12 de agosto de 2011

No todo se dice con palabras.


Llevaba unos veinte minutos en el paradero, el frío que hacia le congelaba las orejas y transformaba sus exhalaciones en vapor. Había ya pasado uno de los microbuses que lo trasladaba hasta su casa, pero el conductor había hecho caso omiso de su brazo extendido y veloz cruzó la maquina delante de sus ojos sin pensar siquiera en detenerse.

El día en el trabajo no había ido bien y con ansias deseaba llegar a su hogar para tomar una taza de té, comer algo caliente y no despertarse hasta que la descomunal fuerza de la rutina arrastrara sus piernas nuevamente a su gris y silenciosa oficina.

Volvió a levantar su brazo al ver a la distancia las luces frontales del vehículo, el letrero con el número 102 parpadeaba en su roja estructura como el neón de un letrero sucio de algún bar barato. Entró apenas se abrió la puerta y una vez cancelado el pasaje monitoreó el interior en busca de un asiento desocupado, ocupó uno en el costado derecho junto a la ventana y acto seguido conecto un par de audífonos a su reproductor de música, elevó el volumen hasta el limite y el heavy metal que comenzó a sonar lo apartó del mundo, subió la capucha de su polerón y clavó la mirada en la ventana de su costado esperando llegar pronto a casa.

Habiendo recorrido poco más de un par de calles, un hombre de aspecto cansado y vestido con excesiva ligereza para el clima dominante, abordó el transporte, a paso lento y dificultoso caminó por el pasillo hasta llegar al lugar donde el muchacho con los audífonos se encontraba, se sentó a su lado, y mientras cruzaba las manos sobre su regazo el vehículo hecho a andar una vez más.

Entre canciones, el muchacho se preguntaba porque el hombre que había entrado se sentaba junto a él, había muchos asientos disponibles después de todo, incluso más adelante, donde le hubiera costado menos caminar, además él estaba cansado ya de las personas por hoy, no tenía ganas de acercarse a nadie, ni de que nadie se acercara a él.

Momentos después de su soliloquio mental, el joven se dio cuenta de que su improvisado compañero de viaje lo miraba ya desde hace un rato, sin voltear la cabeza, bajó el volumen de la música para saber si el tipo aquel le decía algo, pero no escuchó nada, su molestia aumentó de golpe y volvió a subir el volumen del reproductor clavando más firme que antes su mirada en el empañado vidrio a su derecha, no voltearía la cabeza, no le interesaba quien estaba a su lado, ni que quería.

El viaje transcurrió casi por completo, y unas calles antes de que él mismo llegara a su destino, el hombre a su lado se puso de pie en dirección a la puerta de vehículo. Cuando se disponía a bajar la escalera, finalmente el muchacho se quitó los audífonos y miró hacia delante, una palabra ahogada se detuvo en su garganta y un escalofrió le recorrió la espalda, pestañeó lentamente para enfocar los ojos, dos lagrimas le corrieron por sendas mejillas al ver el rostro que hace unos momentos estuvo a su lado. No todo se dice con palabras, le había dicho su padre un par de días antes de morir una semana atrás.

lunes, 18 de abril de 2011

El hombre de la estrella


Como guía el cielo regalo una estrella para tu frente, para que sin perder la ternura jamás, aprendieras a endurecerte”. Hace unos días una amiga me cantó esos versos en particular para subirme el ánimo, en ese momento (y se lo agradezco de verdad) pensé que tenia razón, y que la esperanza regresaba a mí.

Hoy, solo unos días después, no sin un sentimiento de lastima por como se dan las cosas, estoy convencido de que se equivocó. Uno no puede endurecerse y mantener la ternura (si, nunca he sido tierno jajaja, que buen chiste), no es posible armar un escudo que no se quiebre cuando uno exprese emociones, es simple, te sacas el escudo para poder parecer humano y demostrar que si puedes sentir algo y todo se va a la mierda, disculpe mi vocabulario, pero no encuentro otra palabra que lo exprese mejor.

Me siento como un desperdicio, como basura no biodegradable, estoy ahí estorbando y ensuciando la vida de los demás, pero no puedo morir, mi existencia plástica alarga una agonía inútil e insufrible. Sin sentido. Me siento utilizado y utilizable, pero en ningún caso útil.

Veo como los que partieron corriendo a mi lado llevan kilómetros de distancia, como algunos con los que siempre he caminado a la par suben y suben escalones mientras yo los observo hacerlo. Algunos me miran hacia abajo, muchos con indiferencia, algunos con una preocupación actuada, más de ellos, con lastima, los demás simplemente no voltean la cabeza.

Estoy cansado y aburrido, me dijeron; esa es tu canción, el hombre de la estrella, quizás sea así, pero mi estrella es una mala estrella, ya ha pasado de ser mala suerte o malas decisiones. Hoy todo me abruma, y me cuesta decir todo, porque miro a mi alrededor en este momento y me doy cuenta que no tengo nada, absolutamente nada, estoy sentado solo, escribiendo palabras que nadie va a leer, y si alguien las lee, no le importa.

El mes que viene cumplo veinticuatro años, ¿y que tengo? ¿Qué he hecho con mi vida? ¿Cuales son mis sueños? Nada, nada y no tengo, me veo en un espejo y desvío la vista rápidamente, no me gusta verme, con cada día que pasa veo una peor y más miserable versión de lo que antes fui, y si es que lo fui alguna vez, hoy de hecho no lo creo, no creo haber estado encursado en algún camino alguna vez, ni siquiera se si he visto tal camino, tal vez solo ilusiones adornadas.

Estoy cansado, lo repito porque esa es la palabra, no sabría describirlo mejor. ¿Han visto esas películas antiguas o en los dibujos animados (véase Bugs Bunny, sin duda lo mejor de las caricaturas) cuando llega un fantasma o espíritu a llevarse a alguien a una visión de cómo sería el mundo si él no existiese? Bueno, yo he llegado al punto de estar seguro de que si se me apareciera tal personaje, le diría sin más que me desapareciese, que no tengo la necesidad de ver algo que ya sé.

Sé que si alguien está leyendo esto, me esta llamando por lo bajo melodramático, novelesco o cuático de frentón, pero cuando te das cuenta de que tu presencia y tus palabras molestan incluso a ese pequeño número de personas que en realidad amas, sabes que es así, y que lo mejor sería desaparecer.

Para aclarar, (porque no falta la gente rollera) esto no es una carta de suicidio ni mucho menos, no soy tan estúpido (ni tan valiente), de hecho hoy creo no ser nada de lo que siempre me sentí orgulloso de ser, que ironía.

Como sea, el punto de esto es dar fin y comienzo, fin a muchos cosas, en especial a mi, ya no me sirve ser yo, lo he intentado y reintentado, la verdad sin mucha seguridad de que algún día funcionó realmente, pero ya no puedo más, tengo que terminarlo, ¿quiero hacerlo? No, por supuesto que no, siempre estuve o supuse estarlo, muy feliz y orgulloso con ser yo, con haber superado tantas cosas y estar de pie, y con (al menos yo en su momento lo pensé así) ir avanzando en un camino largo y con futuro y mejorando cada día.

Pero eso ya no me sirve, no puedo seguir así, cuando las pastillas para la ansiedad no te evitan temblar cuando esperas algo, o a alguien, y las pastillas para dormir no vencen al maldito insomnio, hay que buscar una salida alternativa o morir en el deja vu eterno que se ha convertido mi vida.

En fin, quizás ya he comenzado bien, ahora estoy violando dos de mis antiguas reglas, no escribir más de una página para el blog y no andar dando pena por la vida.

Buscaré otra estrella para seguir.

miércoles, 6 de abril de 2011


Ahora que las tardes y las noches están más frías, una de las cosas buenas que se puede hacer es tomar un rica taza de té (o dos o tres). Lo magnifico del té es que relaja tanto el cuerpo como la mente, es perfecto para muchas cosas, para escribir, para leer, ver una película, etc.

 El té también es bueno para una suerte de introspección, claro, para lo llamamos así. Un amigo me recomendó hace unos días hacer esto, una introspección, me dijo; tienes que hacerlo, es fácil, es como mirarse a uno mismo en un espejo dentro de si y hablarse desde el corazón. Lindo ¿cierto?, si, obvio, habla muy lindo este hueón, pero por desgracia se equivoca.

Lo lamento pero así es, pregúntense en serio, ¿cuantos serian capaces de hacer una introspección de verdad y quedar de pie? Dudo que alguien lo logre. Si tuviéramos el valor suficiente, bebiéramos un trago de té y nos miráramos dentro, no sería como estar parados frente a un espejo, sería como destrozar el espejo con nuestra propia cabeza y cortarnos los brazos con el vidrio caído.

No, no somos capaces de hacer tal cosa, mirarse dentro es un pesadilla, y evitamos hacerlo a todo costa, de distintas maneras y extrapolamos nuestros escudos para no tener que sufrir por lo que tenemos en el interior, miedos, debilidades, errores y horrores, pasado, presente y futuro, es demasiado todo eso para cualquiera.

Ahora, si alguien puede hacer un mínimo porcentaje de esto, seguramente lo hará bebiendo té, es imposible de otro manera, o con otra bebida, si lo intentará bebiendo alcohol, terminaría creyendo que todo está bien y que no tengo ningún problema, lo cual es falso, el alcohol es mentiroso… divertido, fiestero, buen compañero, sabroso… pero mentiroso, nos llevaría a un estado en el que ni siquiera analizaríamos un pequeña verdad sobre nosotros, nos llevaría a un lugar que para este propósito no corresponde, y no me refiero a la cama de nadie más, si no aun estado en el que la felicidad con espuma nos cubriría los ojos con una venda hecha de restos de botellas.

Otra opción sería el café, pero no, el café altera los nervios y la mente, si hiciera (y creo que la mayoría también) una real introspección bebiendo café terminaría suicidándome, y no es que piense hacerlo, pero así son las cosas, estoy seguro que de alguna manera el café aumenta los suicidios, entre otras muchas cosas claro.

Bueno, mi té se enfría, y esto no vale la pena como para bajar a la cocina a recalentarlo. Adiós. Cuidado con el espejo.

martes, 5 de abril de 2011

Siete días


Siempre es siete, numero común en vida, extraño pero cierto. Se dice que el siete representa la perfección, lejos de eso está en mi caso.

Muy extraños fueron los últimos siete días, llenos de cosas, buenas, regulares, malas, excelentes, pésimas, decepcionantes, horribles y hasta asquerosas, y no es que no sea algo que a todos nos pase, pero cuando suceden todas juntas en tan solo una semana, es digno de marcar el calendario.

Para que ahondar en un tema recurrente, mi enemigo (a esta altura “archi”), es el tiempo, lo se, siempre lo he sabido, pero en estado onírico ayer por la noche, casi de mañana en verdad, creo que he descubierto en parte cual es el motivo primero de nuestra interminable lucha; el tiempo se me escapa.

Si, es eso, no se como lo hace, a veces me lo imagino como un reloj de arena con brazos y piernas, sin rostro visible, pero con actitud burlona y desafiante, con cabello rubio, una tunica romana y enfundado en zapatos dorados con alas al estilo de Ícaro. Me hace señas a poca distancia, pero cuando estoy agotado de correr y apunto de alcanzarlo, emprende el rumbo con su inimaginable velocidad y me deja de rodillas contemplándolo, exhausto, como se aleja de mi otra vez.

Mi problema es simple, entiendo los procesos tardíamente, zarpo una vez que la sirena hubo sonado hace horas, que todos ya se han despedido y que en el mar del mundo ya se está desvaneciendo una huella que yo debería haber dejado. Entendí tarde cuando termino mi niñez, lo mismo mi adolescencia, sonaron tarde en mi cabeza las voces de personas que debí haber escuchado, comprendí mucho después las cosas que alguna vez me quisieron decir, esperé demasiado por cosas que ya habían llegado y que no supe distinguir en su momento.

Y ahora, ahora hago cosas que debí hacer antes, mucho antes, ahora que ya es tarde desperté de una siesta que quien sabe cuanto duró. Lo peor, es que ahora que miro al maldito reloj a mi lado, y no adelante, no tengo razones para alegrarme de haberlo alcanzado, siempre es cruel la ironía, más ahora que me la cause yo mismo.

Podría estirar las manos ahora, ahorcar al reloj, pero no serviría de nada, aparecería otro en su lugar, quizás con zapatos más rápidos, además ahora algunas de las metas están fuera de mi camino, en lugares donde aun con todo el tiempo del mundo y con el reloj muerto no podría llegar.

En fin, se me olvidó que estaba hablando del número siete, quizás deba esperar, quizás el universo, la naturaleza, Dios, Athena, Kami-sama o la simple y cruel ironía me lancen otro siete. ¿Con que vendrá acompañado? ¿Días? No. ¿Semanas? Lo dudo. ¿Años? No lo sabría, el reloj aún estaba sentado a mi lado.

domingo, 20 de marzo de 2011

Como sombras (recuerdos)


Raro este lugar, a pesar de que nadie lee ni comenta, lo extraño. Por eso volví, y esta vez si cumpliré y publicaré de manera frecuente. Otra cosa, escribo desde San Pedro (envidienme).

Bueno, ser latero en esta parte sería reduntante para lo de abajo, asi que a lo nuestro. Hasta pronto.


Como sombras vienen, vehículos endemoniados,
Tomando el control de sus conductores cansados,
Motores rotos, aceite ensangrentado,
Vicio suicida el eterno estado,
Alta velocidad, de los muertes un vicio,
De los vivos el retroceder, lo mismo se hizo.

Como sombras vienen, cuchillos afilados,
Hojas sucias, dolores aislados,
Heridas reabiertas, parches reusados,
La sangre seca y la piel manchada,
Colchones vírgenes y sabanas olvidadas.

Como sombras vienen, miedo y terror,
Siluetas imprecisas en cada rincón,
Pasos impersonales, un golpe en la puerta,
Una mente llena de ideas siniestras.

Como sombras vienen, recuerdos indeseados,
Polisones malditos de una nave en ruinas,
Esgrimen llantos y gritos pasados,
Esconden risas, miradas y estima,
Destruyen la cordura, papeles e imágenes
Y hacen olvidar lo buenos del viaje.

Como sombras vienen, recuerdos fugaces,
Tiempos largos como siglos enteros,
Como sombras vienen, y así se irán.
Espero.

martes, 18 de enero de 2011

Cuento de hadas

Compré un café para pasar el frío, llevaba tan poca ropa puesta como la que llevaba en mi mochila. Al momento de empacar solo pensé en lo esencial, tomé las prendas que se encontraban más a mano en cada cajón de mi armario, mis documentos y todo el dinero que pude encontrar, eché un último vistazo a mi habitación, y no sin ganas de arrepentirme, salí.

En el terminal de buses la gente se paseaba de un lado a otro, nervioso buscaba con la mirada tratando de no encontrar ningún rostro conocido. Paseaba la mirada entre el vaso desechable de café, los dos pasajes que sostenía entre mis manos y la entrada del lugar, ya faltaba poco, ella llegaría y abordaríamos el transporte que nos permitiría vivir al fin juntos.

Aun con todo listo y dispuesto, en mi mente me costaba asimilar lo que pasaba, en algún punto tomamos la decisión más importante de nuestras vidas, escaparíamos en dirección a nuestra felicidad y dejaríamos atrás cualquier cosa que nos impidiera ese propósito. Todo un cuento de hadas.

Bebí un sorbo de café para intentar aclarar mis ideas, pero mi concentración fue interrumpida al instante, en la entrada, en medio de una multitud de desconocidos, mi princesa caminaba en dirección hacia mi, sus piernas parecían temblar mientras se acercaba y su cabeza permanecía con la mirada clavada en el piso.

Un segundo vistazo al cuadro que se formaba ante mis ojos me dio una idea de lo que sucedía. Ella estaba aquí, pero no traía equipaje, ni siquiera un pequeño bolso, pensé por un momento en que quizás el tiempo la había apremiado y no había alcanzado a traer nada, pero la deseche la idea de inmediato, la realidad era mucho peor.

Esperé que llegara hasta donde yo estaba, me levanté y la observé, no dije nada, no era necesario. – No puedo­ – dijo, - de verdad lo siento, pero no puedo irme así -, - está bien -, le dije, - te entiendo – mentí.

No lo entendí para nada por supuesto, deje mi vida, mi carrera, todo. No hablamos una sola palabra más, ni siquiera nos despedimos, ella volvería a su casa y con un poco de tiempo olvidaría todo. Para mi no había regreso, subiría a ese bus, con ella o solo, ahora sabia cual de las dos sería.

La miré fijo, no lloré, aun no. Repasé rápidamente nuestra relación y el momento que estábamos viviendo, esboce una triste sonrisa y di media vuelta en dirección a la incertidumbre de mi futuro, después de todo, yo no era ningún príncipe azul y a ella no se le había perdido ningún zapato de cristal.


Insisto, vamos piense; ¿Qué tienen en común las siguientes películas?
Star Wars: El imperio contraataca
Hannibal: El silencio de los inocentes
Terminator: El juicio final
Alien: El regreso
Matrix: recargado
Batman: el caballero de la noche (tomando en cuenta solo la nueva generación)

miércoles, 12 de enero de 2011

He creado un monstruo

De lo bueno poco dicen, aquí es distinto, es poco y malo. La falta de tiempo y de talento hacen de excusa y respuesta.



He creado un monstruo, dispuesto a matar
De mente fría, brillante y criminal
De sonrisa caníbal y hambrienta de sangre
De ojos negros y pupilas que arden.

De manos fuertes y garras afiladas,
De piel pálida y desgarrada
De brazos asesinos, mutilantes
Lleno completo de espíritus errantes.

De almas quebrantadas,
Abandonadas y humilladas,
De miedos ocultos y antiguos,
De pensamientos hace mucho idos.

De misión única,
Eterna y constante,
Que deberá cumplirse,
Más temprano que tarde.



Lea, vuelva a leer, piense, re piense y vuelva a leer entre líneas.
Ahora responda; ¿Qué tienen en común las siguientes películas?
Star Wars: El imperio contraataca
Hannibal: El silencio de los inocentes
Terminator: El juicio final
Alien: El regreso
Matrix: recargado
Batman: el caballero de la noche (tomando en cuenta solo la nueva generación)